Chrysocyon brachyurus
El aguará guazú (del guaraní ‘zorro grande’), de nombre científico Chrysocyon brachyurus, es un cánido autóctono de las regiones de espesuras y pastizales del Chaco (Argentina y Paraguay) y la llanura beniana (oriente de Bolivia) así como la cuenca del los ríos Paraguay y Paraná, en Sudamérica.
Es el mayor de los cánidos de la región. Es inofensivo para el hombre y el ganado; sin embargo, la ocupación de su hábitat y la caza lo han reducido a zonas aisladas. Se encuentra registrado en el Apéndice II del listado de especies protegidas de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
Hábitat
Aunque en la actualidad se lo encuentra ocasionalmente en zonas selváticas, el aguará guazú prefiere las praderas y los pastizales en zonas inundables. Pese a su denso pelaje, está adaptado a las regiones subtropicales. Los grupos existentes se distribuyen desde el río Paranaíba en Brasil y la sabana de palmeras del Perú hasta la cuenca del Paraná, especialmente en el Chaco y La Mesopotamia de Argentina. Por unos años fue considerado extinto en Uruguay pero en el 2007 se dio un registro en el Departamento de Cerro Largo cerca de la frontera con Brasil.
Descripción
Aguará guazú, borochi, lobo de crin, lobo de los esteros o lobo colorado (Chrysocyón brachyurus).
El aguará guazú es corpulento en comparación con otros cánidos silvestres, una impresión reforzada por la densidad de su pelaje y la distintiva melena de crines alrededor del cuello. Alcanza los 75 cm de altura a la cruz, y hasta los 130 cm de longitud, a los que hay que sumar unos 40 cm de cola. Puede superar los 20 kg de peso. La estructura del cuerpo se asemeja a la de un zorro, aunque las patas largas le dan un aire desgarbado muy peculiar.
El pelaje es largo y tupido, de color anaranjado rojizo, más largo en la región del cuello, con el vientre más claro. Presenta marcas negras en el hocico, las extremidades y a lo largo de la espina dorsal, así como otras blancas en la garganta, el interior de las orejas y ocasionalmente en el extremo de la cola.
La cabeza es alargada y pequeña en relación al tamaño del cuerpo; la melena eréctil le permite parecer más grande para amenazar a sus congéneres. Las pupilas de los ojos son circulares, a diferencia de los zorros, que las tienen en forma de elipse vertical. Las orejas son grandes, lo que facilita irradiar el calor para reducir la temperatura corporal. Tiene fuertes uñas en las extremidades delanteras, aunque es incapaz de excavar con ellas. Las patas largas lo dotan de una visibilidad superior en las regiones de pastos altos en las que habita. Como la hiena, mueve las extremidades de un mismo lado al caminar pues le permite ahorrar energía y recorrer grandes distancias; esto deja una huella distintiva.
Son excelentes caminadores, recorriendo los mismos senderos de ida y de vuelta. No necesita correr dado las pequeñas presas que persigue, razón además de su pequeño volumen pectoral. Los individuos se comunican entre sí a través de largas distancias con un aullido ronco, de tono bajo y de alto alcance que le ha dado la fama de lobizón en muchas regiones.
El aguará guazú no está directamente relacionado con ninguna otra especie conocida de cánido, aunque algunos estudios lo emparentan con el lobo de Malvinas (Dusicyón australis). Se supone que evolucionó independientemente desde el Pleistoceno; no se han hallado ejemplares fósiles de otras variedades del género Chrysocyon.
Distribución
Distribución geográfica en Colombia
El lobo de crin probablemente habita en la Orinoquia y la Amazonía, pero es un registro dudoso ya que el único espécimen colectado fue destruido en un incendio (Morales et al. 2004). |
Comportamiento
Las parejas de lobos de crin ocupan territorios aproximadamente de 30 km2. Son principalmente nocturnos o crepusculares en sus patrones de actividad (Sheldon 1992). Las parejas comparten un territorio pero raramente son vistos juntos (Fletchall et al. 2000). Dejan marcas de orina y materia fecal dentro de su territorio, generalmente en superficies elevadas como hormigueros o montes de termitas (Dietz 1984). |
Reproducción
Chrysocyon brachyurus es una especie monogama (Robbin et al. 2004). Las hembras entran en época reproductiva una vez al año, la cual tiene una duración de 5 días (Robbin et al. 2004). Se conoce un gran número de información acerca su comportamiento reproductivo en cautiverio (Silveira 1968, Encke 1971, Brady y Ditton 1979, Bartmann y Nordhoff 1984, Dietz 1984, Rodden et al. 1996, Bestelmeyer 2000). La gestación dura aproximadamente 65 días y la mayoría de nacimientos ocurren desde junio a septiembre (Robbin et al. 2004). |
Factores de amenaza
La amenaza mas significativa para las poblaciones de Chrysocyon brachyurus es la reducción drástica del hábitat, especialmente por la agricultura (Fonseca et al. 1994). Muchos individuos son asesinados en carreteras, sobretodo en grandes autopistas cercanas a reservas o bosques conservados. También se presentan problemas con perros domésticos en reservas naturales cercanas a áreas urbanas, los perros pueden matar muchos lobos de crin al igual que transmitirles enfermedades (Rodden et al. 2004). |
Estado actual de la población
Chrysocyon brachyurus se encuentra en hábitats solitarios, se caracteriza por sus bajas densidades a través de su rango de distribución. En Brasil parece ser más común aunque al incrementar la fragmentación puede incrementar el riesgo de extinción de las poblaciones naturales (Roddenet al. 2004). |
El aguará guazú no constituye riesgo para el humano o para el ganado doméstico; prefiere presas más pequeñas, y es excesivamente tímido para incursionar en estancias o poblados. Sin embargo, ha padecido extensamente la caza, motivada entre otras razones por la superstición que lo asimila al lobizón u hombre lobo. La transmisión de enfermedades exóticas lo ha mermado también considerablemente.
Hoy, en Argentina, está protegido en todo su hábitat; quedan ejemplares al este del Chaco, en Formosa, en Corrientes, Santiago del Estero, extremo noreste de Córdoba y en el norte de Santa Fe, así como en el Brasil y en el Chaco paraguayo. La desaparición del hábitat no lo amenaza, puesto que no requiere de forestación. Resulta más grave la captura de animales para exhibición en zoológicos, donde es muy apreciado por su forma peculiar.
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